Situada en el noroeste de Bélgica, es la capital de la provincia de Flandes Occidental, a 90 km de Bruselas (1 hora en tren). Brujas fue fundada en el siglo XI alrededor de una fortaleza del siglo IX. Hasta el siglo XV, fue una de las ciudades más prósperas del continente. Con una red de canales, ha sido muchas veces comparada con Venecia. Cabe destacar que el su nombre (Brugge), en flamenco es el plural de la palabra puente (Brug), debido a la gran cantidad de puentes que en ella existen. Además, su casco histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad en el año 2000. Es la ciudad más visitada de todo Bélgica y no es de extrañar porque realmente es de cuento.
En la céntrica plaza de Burg encontramos el Ayuntamiento de la ciudad (Stadhuis), de estilo gótico, construido entre el siglo XIV y el XV, siendo el ayuntamiento más antiguo de todo Bélgica.
Junto al Ayuntamiento se encuentra la Basílica de la Santa Sangre, que está formada por dos iglesias: la de San Basilio del siglo XII y otra ubicada en el piso superior de los siglos XV y XVI. En esta última se venera una reliquia de la Sangre de Cristo que, según cuenta la leyenda, fue traída a Brujas por el Conde de Flandes Diederik van de Elzas, quien la habría conseguido a través de un patriarca de Jerusalén.
Si seguimos por la calle Breidelstraat, llegamos a la plaza más destacada de Brujas, Grote Markt (Plaza Mayor), en la que destaca la Torre Campario Belford, con 47 campanas, 84 metros de altura y 366 escalones, lo que hace que tengamos desde arriba una bonita panorámica de la ciudad. Las leyes y normas de Brujas, conocidas como «Hallegeboden», se proclamaban desde el balcón ante los ciudadanos que eran convocados a través del sonido de las campanas. Además, allí se guardaban los archivos municipales y, a pesar de que un incendio los destruyó en 1280, aún se conservan algunos documentos.
En esta misma plaza y justo encima de la oficina de turismo, se encuentra Develorium Gran Beer Café, una interesante cervecería con vistas a la plaza (justo donde las banderas veréis a la gente sentada).
Es la plaza más animada de la ciudad, donde se concentran muchos cafés y restaurantes. A nosotros nos pilló el mercado de navidad así que decidí tomarme un vino caliente para quitarme el frío.
Como buenos belgas que son en Brujas tienen un museo dedicado al chocolate, Choco-Story y otro a la patata frita, Frietmuseum. Si bien el origen de la patata frita es motivo de controversia, los belgas aseguran que nació en la región de Namur, en el sur del país. Como curiosidad, os diré que los belgas fríen las patatas dos veces: una a fuego lento para que se hagan por dentro y otra con el fuego más fuerte para que queden doradas y crujientes por fuera. Sea como sea y vengan de donde vengan, están deliciosas.
Si por algo destaca Brujas es por sus canales, entre los que destaca el canal Dijver en el cual se encuentra el muelle del Rosario, donde verás a la gente sentada esperando a que le toque dar el paseo por los canales.
Muy cerca de allí se encuentra el Puente de San Bonifacio, un coqueto puente de piedra que une la Iglesia de Nuestra Señora (Onze-Lieve Vrouwekerk), con el pequeño y tranquilo parque Hof Arents.
La Iglesia de Nuestra Señora (Onze-Lieve Vrouwekerk), uno de los monumentos más visitados de la ciudad. Con una torre de 122 metros de altura (la tercera torre de ladrillo más alta del mundo). En el interior tiene una hermosa estructura de mármol conocida como la Madonna de Brujas, realizada por Miguel Ángel en el año 1504.
El Parque Hof Arents, unos rincones menos conocidos de la ciudad. El parque está dedicado a los cuatro jinetes del Apocalipsis, de donde toma su nombre.
Tengo muchas, pero muchas ganas de conocer esta ciudad, y claro visitar el Museo del chocolate y hacer un tour de Café.
No sabía que había un tour de café en Brujas, o es uno que tú haces en todas las ciudades que visitas? jeje
No María, no existe. El tour me lo hago yo, si es posible 🙂
Una ciudad muy coqueta, preciosa y muy alegre.