Está claro que sólo hay una forma de aprender: a base de palos. No hablo ni mucho menos de violencia física, hablo de los otros «palos»: decepciones y timos con los que nos encontramos en la vida. Al principio cuando sales al mundo, crees que todo el mundo bien con buena intención y a veces, incluso lloras cuando alguien te decepciona. Con el tiempo aprendes a diferenciar quién viene con buena fe y con quién debes de extremar las precauciones, la madurez que te da los años, o eso dicen.
A todos nos ha pasado que cuando vamos por nuestra ciudad, vemos como a los que vienen de fuera (nacionales e internacionales) les timan: precios inflados, platos con menos comida de lo habitual, precio por cubierto (¿en serio? 2€ adicionales por persona sentada la mesa? la primera vez que lo vi en Sevilla (sí, en Sevilla), no daba crédito y no, no era en un restaurante de 5 tenedores junto a la Giralda, era una pizzería del centro situada en una calle donde había nada especial alrededor.
Vamos a repasar la lista de los timos más típicos a los que se enfrentan los viajeros.
1. El ayudante en el aeropuerto. Sales de la terminal en dirección al transporte que te llevará a la ciudad de destino y de pronto aparece un espontáneo que se ofrece a llevarte la maleta «que majos son en Marruecos» piensas, al dejarte la maleta donde le indicas, te pedirán dinero, conmigo se han llegado a indignar muchísimo incluso, se negaba a cerrar la puerta del taxi.
2. El taxista. Vale, todos no son timadores, pero por pecadores, pagan justos. Vigilad siempre que pongan el taxímetro en marcha y, si es en un aeropuerto, preguntad la tarifa previamente establecida, suele haberla. Otro timo habitual de los taxistas es decirte que el sitio al que quieres ir esta cerrado, que él te lleva a otro mejor que el conoce. Generalmente es mentira y te lleva allí porque le dan comisión.
3. La comida extra que no pides. Llegas a un bar, pides una cerveza y automáticamente viene el camarero muy sonriente con tres o cuatro tapas que no has pedido «que apañados estos portugueses, esto parece Granada» hasta que alguien te dice: «vamos a preguntar si esto es cortesía o no» y flipas cuando te explican que eso se paga aparte, pero sólo si te lo comes. Si cuela mejor, por intentarlo que no quede.
4. El cambio de moneda. Yo siempre recomiendo llevar el dinero cambiado desde España, si lo pides con tiempo, tu sucursal habitual te lo puede traer y sino, pagar con tarjeta de crédito, vigilando siempre las comisiones que el banco te cobra por pago en moneda extranjera.
5. La llamada a la habitación de hotel. Es bien sencilla, de pronto estás en tu habitación de hotel y te llaman de «recepción» para verificar tu tarjeta de crédito porque no ha salido posible realizar el cobro. Nunca des la tarjeta por teléfono, podría ser un ladrón, en ese caso lo mejor es bajar físicamente a la recepción y hablar con el recepcionista en persona.
6. Cuidado con las monedas de otros países. Puede parecer una broma pero mí me ha pasado, me pasó en Sevilla y después en Barcelona. En la segunda no caí porque me di cuenta pero la primera me la colaron. En ambos casos fue al comprar en un establecimiento chino, como podéis ver en la foto, la moneda de 2€ es calcada a la moneda china, cuidado con eso.
7. La web falsa. Ya he visto algún caso en las redes sociales de gente que se queja de haber sido timada al contratar un alojamiento a través de internet y luego al llegar o no existía el sitio o había problemas. Mi consejo es reservar siempre en páginas conocidas como Atrápalo, Booking y similares, con una sede física y teléfono al que poder llamar, nada de empresas que operan por internet y tienen un correo de atención al cliente.
8. El turista que paga más que el local. Como he dicho antes, te sientas en un sitio pides la carta, pides, comes bien y al traerte la cuenta te encuentras con «cargo por cubierto», o algo similar. Personalmente, me indignan esas cosas, porque no suelen ser sitios de comida barata precisamente.
9. El espontáneo de la foto. Este es uno de los más antiguos, estás con alguien y queréis haceros una foto juntos. De pronto, se acerca a vosotros un amable espontáneo. Cabe la posibilidad de que esa persona salga corriendo con nuestro móvil o cámara. Mi consejo: darle la cámara a alguien que vaya en familia o en grupo grande, esos no suelen salir corriendo.
10. El viajero que se toma demasiadas confianzas. De pronto conoces a alguien muy simpático que tras una charla te dice que está esperando un giro de sus padres con dinero y que si le puedes pagar esto o lo otro, que ya te lo devolverá. Incluso, algunos llegan a decirte que son representantes de alguna empresa y te ofrecerán una oportunidad de negocios. No te creas nada.
Si os ha pasado alguna de estas cosas u otras diferentes estad tranquilos, nos ha pasado a todos. Se aprende con la experiencia.
Me han pasado bastantes cosas de las que anuncias. Mientras lo leía recordaba donde y cuando me pasó. Sip, somos carne fácil de timo! LOL
jajaja María, la verdad que la lista puede ser infinita, pero, al final como viajero tienes que confiar en la gente, ¡no queda otra!.
En Marruecos nos pasó la típica novatada de paga por foto con monitos en la plaza de Marrakech, eso sí, una y no más :-).
Un abrazo